EL JUEGO SIMBÓLICO



El juego simbólico es una experiencia vital de la infancia que posibilita transformar, crear otros mundos, vivir otras vidas, jugar a ser otros, y así aprender a pensar como los otros, a sentir como los otros y, en definitiva, a saber que existen formas de pensar y sentir diferentes a la propia. La escuela es un lugar donde también se aprende a vivir, y el juego simbólico es un «espacio de ensayo» para el aprendizaje de la vida.


¿Recuerda cuando ha jugado a ser superhéroes, o ha dado de comer a su muñeca o se ha convertido en un valiente bombero que rescata del fuego a pequeñas muñecas? ¿Le parece familiar que su pequeña de dos años alimente y cuide a su muñeca que tiene fiebre? Se trata sin duda del juego simbólico.


Este tipo de juego se caracteriza porque los pequeños evocan situaciones ficticias como si estuvieran pasando realmente. De ahí que se convierten en personajes, y sus muñecos cobran vida a su gusto e imaginación.


El juego simbólico es la capacidad de simbolizar, es decir, crear situaciones mentales y combinar hechos reales con hechos imaginativos. Este tipo de juegos es muy importante, debido a que el lenguaje también está presente en ellos. Al curar la “herida” del oso de peluche, y tratar de aliviarlo diciéndole que todo va a estar bien, el niño estimula su lenguaje.


El juego simbólico pasa por diversas etapas de maduración. Es decir, comienzan el forma individual y progresivamente se transforma en un juego colectivo.


¿Por qué es importante?

 El juego simbólico es importante porque beneficia al niño en los siguientes puntos:

• Permite al niño representar situaciones mentales reales o ficticias.

• Favorece la comprensión y asimilación del entorno del niño.

• Desarrolla su lenguaje.

• Contribuye con su desarrollo emocional.

• Desarrolla su capacidad imaginativa.

• Permite en el futuro un juego colectivo y con reglas.

• Progresivamente, el juego va transformándose y asemejándose a la realidad.



 Es importante que los padres respeten pero no descuiden el juego que realizan sus hijos, pues a través de éste, el niño puede transmitir sus miedos, angustias, desahogos, entre otros. Recuerden que el juego simbólico es parte de un proceso del desarrollo del niño, y a través de él, va a permitirle asimilar el mundo que le rodea.



 Diana Buchelli Rodríguez